Capítulo
7. A modo de Epílogo.
Demasiado bien sabemos que venimos al
mundo para enfrentarnos a la vida aunque unos lucharemos más que otros.
En todo lo que me ha ido marcando el
destino, en problemas y trabas, siempre he procurado hacerle frente y nunca he
tirado la toalla, pero cuando van pasando los años parece ser que esa toalla se
va deshilachando y entonces te das cuenta que la vida no pasa en balde y sabes
que las manecillas del reloj te van marcando como se nos está acabando la vida.
Que aburrido resulta pensar esto pero que realidad más grande: ¡de este final
nadie se salva!, ni el feo, ni el guapo, ni el rico, ni el poderoso. Cuando
estás en la vida desearías la eternidad, aunque eso no es posible. Yo no me
arrepiento de haber estado en ella pero, según mi juicio, creo que Dios se
equivocó al traerme al mundo. Le estoy muy agradecido por haberme dado cinco
maravillosos hijos, pero no he sido lo suficiente feliz por culpa de esta
minusvalía que he tenido toda mi vida. Cuando se llega a una edad, todos los
días la cabeza no para de girar, y la mía quizás más que la de otro cualquiera,
no por nada, solamente porque mi situación es diferente a la de otras personas
y con eso es más que suficiente.
Quiero finalizar dejando un mensaje bien
claro: esta ha sido mi vida y en ella cuento todo lo que se me ha venido a la
memoria de mi pasado. Es lógico que algo se me haya quedado atrás, si en algo
he herido a alguien que sepa que no ha sido mi intención, cuando me he
propuesto hacer algo nunca he tratado de hacer daño a nadie. Lo que sí soy es una
persona humilde, me gusta la honestidad, la honradez y lo justo y sobre todo la
igualdad. Como todo el pueblo me conoce y diariamente me estáis viendo sabéis
que mi final es estar sentado de por vida en una silla de ruedas por mi maldita
enfermedad, pero donde quiera que me encuentre, más lejos o más cerca, hasta
que llegue el final de mi vida, recordaré a la buena gente que me ha rodeado en
este mi querido pueblo, El Bosque, y quiero dejad un mensaje para la
posteridad: la sonrisa, el cariño y la humildad son las bases fundamentales de
una persona y siempre, siempre, construir puentes nunca hacer murallas.