viernes, 8 de noviembre de 2013

VIRUTAS DEL PASADO.AUTOBIOGRAFÍA

Capítulo 7. A modo de Epílogo.

Demasiado bien sabemos que venimos al mundo para enfrentarnos a la vida aunque unos lucharemos más que otros.
En todo lo que me ha ido marcando el destino, en problemas y trabas, siempre he procurado hacerle frente y nunca he tirado la toalla, pero cuando van pasando los años parece ser que esa toalla se va deshilachando y entonces te das cuenta que la vida no pasa en balde y sabes que las manecillas del reloj te van marcando como se nos está acabando la vida. Que aburrido resulta pensar esto pero que realidad más grande: ¡de este final nadie se salva!, ni el feo, ni el guapo, ni el rico, ni el poderoso. Cuando estás en la vida desearías la eternidad, aunque eso no es posible. Yo no me arrepiento de haber estado en ella pero, según mi juicio, creo que Dios se equivocó al traerme al mundo. Le estoy muy agradecido por haberme dado cinco maravillosos hijos, pero no he sido lo suficiente feliz por culpa de esta minusvalía que he tenido toda mi vida. Cuando se llega a una edad, todos los días la cabeza no para de girar, y la mía quizás más que la de otro cualquiera, no por nada, solamente porque mi situación es diferente a la de otras personas y con eso es más que suficiente.
 Quiero finalizar dejando un mensaje bien claro: esta ha sido mi vida y en ella cuento todo lo que se me ha venido a la memoria de mi pasado. Es lógico que algo se me haya quedado atrás, si en algo he herido a alguien que sepa que no ha sido mi intención, cuando me he propuesto hacer algo nunca he tratado de hacer daño a nadie. Lo que sí soy es una persona humilde, me gusta la honestidad, la honradez y lo justo y sobre todo la igualdad. Como todo el pueblo me conoce y diariamente me estáis viendo sabéis que mi final es estar sentado de por vida en una silla de ruedas por mi maldita enfermedad, pero donde quiera que me encuentre, más lejos o más cerca, hasta que llegue el final de mi vida, recordaré a la buena gente que me ha rodeado en este mi querido pueblo, El Bosque, y quiero dejad un mensaje para la posteridad: la sonrisa, el cariño y la humildad son las bases fundamentales de una persona y siempre, siempre, construir puentes nunca hacer murallas.