miércoles, 11 de enero de 2012

RECUERDOS QUE JAMÁS SE OLVIDAN


Un día se me vino a la memoria aquellos años de mi pasado, algunos de mi infancia y de mi adolescencia, recuerdo como era mi pueblo (El Bosque) en los años cuarenta y siete, asta los cincuenta y seis cincuenta y siete, la mayoría de partes del pueblo carecían de saneamiento, de red de agua, las calles estaban empedradas con piedras del rio, había tres o cuatro salidas con muchas chumberas, arbustos y allí era donde iban las gente a hacer sus necesidades, por regla general en esos sitios se suelen criar muy buenas ortigas así que tenias que tener mucho cuidado por que si le rosabas al agacharte a la ortiga, te arrancabas el trasero mas que un mono y tenias que tener cuidado si ibas a oscuras a esas salidas, por que tenias que ir salteando para saber donde ponías los pies, sino podías pisar algo que no eran margaritas ni minas explosivas, eran otras cosas que si las pisabas se te quedaba un mal olor para un buen rato.
Yo como todo el pueblo lo sabe, o los mas mayores, me crie en el Huerto del rio, cierro los ojos y veo aquellos paisajes, aquellos arboles frutales aquel rio con sus aguas cristalinas, aquellos charcos, como era la zúa de la vega del rancho del medico, el charco Tomas, el pontón y la fabrica de la luz como así le decíamos, sus alrededores eran como un paraíso aquella arboleda frondosa y tupida en ella abundaban toda clase de pájaros, en los meses de Marzo y Abril, en todo el rio se escuchaba ese canto del mirlo que es inconfundible; y en todo el verano cuando te bañabas y te salías del agua a tomar el sol por que te quedabas arrecio si ponía cuidado escuchabas el arrullar de la tórtola, la paloma torcaz y el canto de la oropéndola, que pena de aquella naturaleza que haya desaparecido, no podemos culpar a nadie, seriamos injustos la culpa la tenemos nosotros mismos que no sabemos mimarla, ni cuidar a nuestro planta, quien te ha visto y quien te ve, se me nubla la vista y en verdad es de emoción.
Año mil novecientos cincuenta y seis, de ese año tengo muchos recuerdos, pero de tantos que tengo, tengo dos que nunca podre olvidar, una de ellas fue que el siete de Enero entre en un taller de carpintería como aprendiz, la ilusión fue enorme por ser mi primer trabajo fuera de mi casa y el primer dinero que iba a ganar, me hice de buenos amigos en aquella época pase muy buenos ratos, otra de las cosas que recuerdo en ese mismo año fue que vino aquí a El Bosque a veranear una familia, les gusto tanto esta zona que todos los años repetían sin faltar, recuerdo que el primer año que vinieron se hospedaron en una pensión que tenían Juan Ramírez y su mujer Carmen Camarero, esa pensión estaba situada en la parte de arriba de lo que es hoy el tabanco, si no recuerdo mal, creo que fue la primera familia que vino aquí a veranear.
Esta familia era la familia Piñero Ramírez, sus padres Don Juan y Doña Leonor, ellos eran los padres de estos siete hijos, que así se llamaban de mayor a menor, Ascensión,( Chon ) Pedro, Juan Luis, Javier, Leonor, Marisol y Carmen, de estos siete hermanos tres de ellos tienen casa aquí en el Bosque, Pedro, Javier y Carmen, les gusto tanto el pueblo que aquí tienen un hogar creo que se quedaran para el resto de su vida, los demás también nos visitan de vez en cuando, será para recordar aquellos años de su juventud.
Don Juan Piñero padre de esta gran familia y su Señora Doña Leonor ambos de Prado del Rey, Don Juan por motivos de su profesión trabajaba en Sevilla ciudad donde crecieron todos sus hijos: y nos preguntamos, como siendo de Prado del Rey escogieron El Bosque para veranear, pues muy sencillo, por este rio que tenemos que les embrujo, como a cualquiera, por aquellos años: y como no, también ahora, aunque las aguas no son limpias, pero sigue teniendo su paisaje y sigue gustando, no con tanta arboleda pero sigue teniendo su embrujo, entonces no había piscinas para bañarse como las hay ahora, pero si había una que otra alberca para el regadío de las huertas y el que las tenia si te invitaba a bañarte se lo agradecías para siempre; y aquellos charcos con aquellas aguas tan limpias que entonces poseía este maravilloso rio, este fue uno de los grandes motivos, acordado por toda la familia para venir a veranear aquí a nuestro pueblo, esta foto esta echa en el molino de abajo en una alberca de entonces.

Javier todo esto es dedicado a ti ya que eres el que más he tratado y el que tengo una gran amistad tú y tú hermano Pedro, sabiendo como sois vosotros dos, se pueden juzgar a los demás. Recuerdo el bar de Vicente tal y como era y el casino que estaba en la casa de Diego Castro en el bajo, el bar lo llevaba Juan Calvillo de ver a tu padre jugando las partidas de domino con sus amistades; y otras veces, muchas leyendo el periódico, el bar de Vicente paso a Pepe Marín, su tío Curro se lo compro se lo reformo y se llamo el bar España, este bar desapareció, pero ahora le han dado otra reforma y así se sigue llamando.
Una de las cosas que siempre tendré presente creo que tu también te acordaras, de los juegos que tenia José Leyton, era una mesa de villar de carambola y un futbolín, a lo que más jugábamos era al futbolín y todos queríamos jugar contigo de compañero, por que eras un crack manejando los mangos y la bolita, eras como Messi manejando el balón, estábamos deseando que llegara el Domingo para jugar y echar aquellos tan buenos ratos, entonces no veíamos la tele no podíamos ver el futbol como lo vemos ahora, pero teníamos muchas cosas buenas que no las tenemos ahora, no se que seria mejor, si aquella confianza, aquella tranquilidad, pero claro aquella forma de vivir de algunas personas con tanta necesidad como tenían muchos, si lo vemos por ese sitio mas vale no recordarlo, pero a pesar de todo aquello, siento nostalgia de aquel tiempo vivido, yo por lo menos daría mucho, cosa que no tengo, pero si lo tuviese no se lo que daría por volver a aquella época.
Javier no se si te acordaras del cine de verano que estaba en el patio del molino del aceite de Diego Román, era un patio muy grande había una pila de piedra con un chorro de agua muy potente, yo cuando iba al cine muchas veces me quedaba dormido mirando la pantalla y para espabilarme me acercaba al chorro y con las dos manos me enjuagaba los ojos por que sino no, no veía nada, entonces echaban aquellas películas de la Mula Francis, del perro RIN TIN, TIN y las del Zorro.
Como te acordaras, yo trabajaba en la carpintería y de ir tu a buscar a Diego Castro fue donde nos conocimos y de entonces viene esta amistad que hoy tenemos, recuerdo aquellos tantos días que los niños se iban a jugar a la paja de la era del duque, a dar tretas, jugar a la piola y de ir al cañaveral junto al rio en la huerta del duque con los tirachinas a tirar las pipitas que dormían en las hojas de las cañas, había niños que mataban asta catorce y quince, muchos niños se las vendían a los bares, que en casi todos ponían de tapas pajaritos fritos, había un bar frente al cine que le decíamos el bar de Pepe el de Enrique, el suegro de Pepe Genaro y esa era una de sus especialidades. Javier como ya sabemos, ya tengo unos cuantos años a la espalda, todos los días pienso que estoy en cuenta atrás, pero mientras que este dando vuelcos en este Mundo, o mundillo, como le queramos llamar, recordare que tuve un amigo desde la adolescencia, asta el final de esta vida, que para mi no ha sido muy favorable, ya no me queda más remedio que estar postrado en esta silla de ruedas. Estas líneas son dedicadas a un gran amigo, que tienen muy poco valor, para lo que tú te mereces. Un amigo de siempre y para siempre, Pepito…
Tengo un gran amigo,
de nombre se llama Javier,
hace mucho tiempo que vino aquí al Bosque,
aquellas fechas, jamás las olvidare.
Cuando viniste aquí a veranear,
eras un chavalillo de muy poca edad,
y seguiste viniendo todos los años,
todos los años sin faltar.
A toda tu familia,
El Bosque les encanto,
por sus huertas por sus ríos,
también por su población.
Si no me equivoco,
tenías once año,
cuando viniste por primera vez,
todo aquello lo recuerdo como si fuese sido ayer.
Jugando al futbolín,
Javier tu eras un crack,
no había quien te ganara,
si jugabas en la delantera,
como si jugaras atrás.
Te hiciste de buenos amigos,
todos a ti te apreciaban,
y te voy a decir cosa,
que a lo mejor no has llegado a saber
tu nombre gusto aquí tanto,
que una persona nació entonces,
y le pusieron Javier.
Tienes la misma profesión,
que tu buen padre tenia,
y estudiaste esa profesión,
con orgullo y valentía.
Te fuiste a Pamplona,
de esto ya hace muchos años y días,
y allí estuviste ejerciendo,
en la profesión que tú querías.
Volviste otra vez a tu tierra,
Aquí, a nuestra Andalucía,
y seguro te quedaras,
para el resto de tu vía.

© José Corrales Ardila - Enero de 2012